El evento filantrópico que cimbró al planeta
Escrito por Trión Grupo Fórmula el 23/08/2023
“Si quieres poner fin a las guerras y todo lo malo en el mundo, tienes que cantar fuerte”, siempre decía el cantante de folk Arlo Guthrie. Y vaya que Bob Geldof, la organización Make Poverty History y varios de los mejores y más reconocidos artistas en el inicio del nuevo milenio cantaron fuerte en el Live 8 aquel sábado 2 de julio de 2005 para concientizar y combatir la pobreza en África.
El espectáculo gratuito de 10 horas ante 200.000 fanáticos en Hyde Park inició con Sir Paul McCartney y U2 sabiendo que combatían la muerte prematura en África, pero al menos sacudirían a los líderes del G8, reunidos en ese momento en Edimburgo y no tendrían pretexto alguno para negar el llamado. El concierto maratónico fue catalogado como el mayor espectáculo de rock de todos los tiempos. El evento fue una exhibición magistral de organización técnica, ya que 26 actos realizaron en su mayoría sets de 15 minutos. Las televisoras en todo el planeta habían hecho eco en menos de 2 horas.
Los momentos memorables llegaron rápido y sin parar: Pink Floyd espléndidamente reunido, los restos de The Who en muy buena forma, un R.E.M. de primer nivel, Dido sorprendentemente conmovedora con Youssou N’Dour, un número que los dejó muertos por The Killers y Paul McCartney en forma de clase mundial. Tocando juntos por primera vez desde 1981, Roger Waters y el líder David Gilmour pisaron el escenario del Live 8. Un momento que no se repetiría de nuevo. Madonna y Mariah Carey estaban cada una por encima, como era de esperarse. Más tarde, Annie Lennox incluyó un vívido «Sweet Dreams» en su presentación y Snoop Dog aumentó el cociente de blasfemias con algo de rap típico.
Y así, transcurrían las horas de una jornada musical sin desperdicio alguno. Sin embargo, es grosero quejarse en un día que quizás no haya cambiado el mundo, pero que sin duda será recordado por todos los que estuvieron allí. McCartney volvió al piano y, con él, el resto del cartel. Ahí arrancó el inevitable cántico que complació a la multitud, «Hey Jude».
Las nubes habían amenazado con lluvia toda la tarde, pero se despejaron para permitir una hermosa puesta de sol sobre la masa de la humanidad en Hyde Park y permaneció seco hasta pasada la medianoche mientras, con el transporte público cerrado, los 200.000 volvían a casa caminando sobre las sorprendentemente armoniosas calles de Londres.