MUSE: DEL ESPECTÁCULO CONSPIRATIVO A LA VOLUNTAD POPULAR
Escrito por Trión Grupo Fórmula el 30/01/2023
Escrito por:
José Fernando Cuevas
@cuevasdelagarza
A mediados de los noventa, tres compañeros escolares en Teighnmouth, Davon, Inglaterra, decidieron formar una banda: el guitarrista y cantante Matthew Bellamy (guitarra/voz), el bajista Chris Wolstenholme y el baterista Dominic Howard. El ring de box de la escuela fue su primer escenario y después de probar con nombres como Gothic Plague, Fixed Penalty y Rocket Baby Doll, afortunadamente se decidieron por Muse. Desde su irrupción en el concierto rockero, han mantenido un solvente nivel compositivo y un ritmo de producción constante, con entrega de nuevo álbum cada tres años.
Más que la innovación, su enfoque es el de la integración y consolidación de un rock energético para sacudir estadios, aderezado por momentos premeditadamente robóticos de una rigidez que parece nunca tener dudas, salvo por esa agudeza vocal y el falsete como forma de mensaje entre la angustia. De igual forma, la develación acompañada por unos teclados que irrumpen con épica o acompañan para dar buen cobijo, y una rítmica in crescendo de absoluta precisión. Su guitarra toma vida propia y se lanza hacia un territorio espacial, lindando con la progresión y lo que se aparezca en el camino: Prince, Queen, Bowie, Depeche Mode y U2 entre otros.
Después de un par de EP’s, llamaron al productor John Leckie, quien había colaborado con Radiohead, grupo del cual recibieron evidentes influencias, para grabar sus dos primeros discos. El primero de ellos fue el prometedor e inmediatista Showbiz (1999), anunciando su llegada a un mundo que parecían reconocer de manera prematura, tal como se advierte en la abridora Sunburn, en Muscle Museum, Unintended y la atribulada canción titular. El segundo disco fue el confirmatorio Origin of Symmetry (2001), que representó una profundización de sus planteamientos iniciales, apostando en efecto a intensas manifestaciones que nos ubican en escenarios armónicamente explosivos. Entre su pistas más relevantes se encuentra New Born, una de sus grandes canciones que sintetizan la propuesta del trío, la bachiana Plug in Baby para extraviarse en el cosmos y, al final, sentirse bien al estilo de Nina Simone.
El siguiente álbum de la banda fue Absolution (2003), una producción con la que ampliaron márgenes entre el público inglés con ese alcance conceptual entre un mundo apocalíptico en el que busca sobrevivir algún amor. Con cortes como la emotiva Time is Running Out e Hysteria, al borde del precipicio y solo sostenida por ese contundente bajeo, transitan en busca de ese perdón incuestionable de síndrome de Estocolmo. Muse se dio a conocer alrededor del mundo y de forma definitiva con Black Holes & Revelations (2006), echando luz sobre misterios estelares infectados por un funkie renovador, inoculado en Supermassive Black Hole, o en ese pop de viajero sideral que se desprende de Starlight para llegar a reclamar el reino de Cydonia. El grupo vivía sus mejores momentos creativos.
Se mantuvieron de pie y viendo de frente con The Resistance (2009), intentando afianzarse en un artrock que mantenga el impulso de sus antecesores, incluyendo orquestaciones grandilocuentes como en la rompedora Uprising, Unnatural Selection y ese llamado a no dar un paso atrás que representa la canción titular, así como lances sinfónicos exogenéticos y apuntes personales confesados en Undisclosed Desires, con todo y sus contornos R&B.
La trayectoria de Muse los llevó a ser invitados para componer el tema oficial de los Juegos Olímpicos de Londres en 2012, al fin titulado elocuentemente Survival, que formó parte de The 2nd Law (2012), transitando por los terrenos diversos de la electrónica con énfasis en el dubstep, como transcurre en Madness, con su respectiva dosis de épica, presente en cierta medida en Supremacy y Follow Me.
Con la guitarra nuevamente de frente, Drones (2015) pasó un poco más desapercibido a pesar de su discurso antibélico e incluir cortes como Psycho y Mercy, al igual que Simulation Theory (2018) con Something Human como estandarte visible de esta inclinación hacia un synthpop recargado que, en efecto, parece presentarse como un simulacro que funciona por lapsos.
Como una vuelta a las bases de los teclados cual piedra de toque, presentaron Will of the People (2022), álbum que contiene, además de la pieza ídem, Compilance y Won’t Stand Down, y que se convirtió en el primero en alcanzar el número 1 en el Reino Unido en formato NFT, del cual se “publicaron” 1000 copias con formato descargable y firmas electrónicas de los miembros de la banda, ya a estas alturas convertida en un referente ineludible del concierto entendido como espectáculo grandilocuente con la parafernalia de rigor y una puesta en escena absorbente.
Sigue a nuestro colaborador José Fernando Cuevas en @cuevasdelagarza.