Altares y Gastronomía Tradicional. Viernes Foodie

Escrito por el 02/11/2018

En este Viernes Foodie nos dedicaremos a explorar algunas riquezas culinarias que cada año, rigurosamente, las manos que tejen el manto de nuestras tradiciones preparan amorosas para recibir a los difuntos que nos visitan en sus días.

Altar de muertos en Actopan, Hidalgo, 2016. Imagen: RubeHM vía Wikimedia Commons.

Toda casa mexicana tiene, de alguna manera, su altar de muertos. Quizás está permanentemente en un lugar especial. O quizá sólo tiene presencia física durante la temporada. Lo que es cierto es que siempre figuran los platillos favoritos que disfrutaban en vida nuestros seres queridos que partieron antes.

El altar de muertos no sólo simboliza el portal que une al mundo de los vivos con el más allá, a través de un camino iluminado por pétalos de cempasúchil y veladoras. También es la representación del amor que no se desgasta con el paso del tiempo, y de la certeza de que todos vamos hacia el mismo destino.

En la Huasteca hidalguense, la siembra de cempasúchil inicia el 24 de junio, el día de San Juan Bautista. Imagen: vendaval_2040 // Pixabay.

Entonces, ¿qué debe presentar nuestro altar de muertos? Siendo estrictos, tendría que haber lo que haya sido del gusto de los seres queridos a quienes veneramos, que son de nuestra familia o muy cercanos. Eso de poner la foto de Amy Winehouse o John Lennon porque nos gustaba mucho su música es ridículo: los muertos ajenos no nos visitan. Así que, en este sentido, lo que hay en el altar depende de cada difunto.

Ahora, siendo foodies, queremos hablar de la exquisita gastronomía tradicional que podemos disfrutar estos días otoñales, los cuales han tenido una magia especial e inexplicable desde la infancia. Haremos un pequeño recorrido por dos lugares del país para describir lo particular de su celebración y mencionar las delicias más representativas que se preparan estas regiones para Todos Santos.

La Huasteca

El gastrónomo Martín Trejo Mendoza explica que el Xantolo es una reminiscencia de la tradición prehispánica de honrar a los muertos. Es cuando la muerte cobra vida. Xantolo en náhuatl quiere decir ‘Día de Muertos’, y significa la celebración más importante en la Huasteca, integrada por el norte de Veracruz, el sur de Tamaulipas, la Sierra Gorda de Querétaro y algunas regiones de los estados de San Luis Potosí e Hidalgo.

En la Huasteca, las familias levantan un arco para el altar, hecho de otates o cañas de azúcar que se sujetan a una mesa. El arco se cubre con palma, flor de cempasúchil y mano de león. A la mitad del arco se cuelga fruta, pan de muerto con forma humana y canastas llenas de cacahuates y dulces. La mesa se decora con manteles bordados y al centro va la imagen de un santo, las fotos del ser querido, platones con galletas, dulces, cacahuates, pan, calaveras de azúcar, nueces y tablillas de chocolate.

Altar tradicional de la Huasteca. Imagen: Elenats.93 vía Wikimedia Commons.

Hay dos delicias que no pueden faltar en las casas de esta región durante el Xantolo. El zacahuil, un tamal gigante que llega a alcanzar para cincuenta y hasta ciento cincuenta personas; la base es masa de maíz martajada con manteca de cerdo, chiles y especias, y al centro lleva trozos de carne de cerdo cruda, se envuelve en hojas de plátano y se amarra para llevarlo a un horno de leña por doce horas… El resultado es sumamente delicioso. Y el chocolate con agua, una bebida más ligera que se lleva perfecto con el zacahuil, y también con el sotol o el pulque que vienen después para brindar con los vivos por la vida y por los muertos por su descanso.

El zacahuil no será estético pero es riquísimo. Imagen: Octavio Ruiz Cervera vía Wikimedia Commons.

Michoacán

Por su parte, Mariana Castillo, periodista especializada en viajes y comida, cuenta su experiencia en este estado maravilloso que vive el Día de Muertos muy a su manera. En los alrededores de los lagos de Pátzcuaro y Zirahuén, y en la isla de Janitzio, la fiesta dedicada a honrar la memoria de los muertos se manifiesta en todo su esplendor.

Castillo presenta el nacatamal como uno de los manjares que se preparan especialmente en Michoacán para recibir a las ánimas, pues la hoja simbolizaba la mortaja, la masa y la carne al cuerpo, y la salsa es la sangre que tuvieron en vida. Su consistencia es suave y húmeda, y el sabor, ligeramente picoso, es un agasajo. Se elabora con maíz de mazorcas con grano grande, elegido cuidadosamente para que los granos podridos no amarguen su preparación. Y, para completar el ritual, cuecen calabazas en tacha, hecha con piloncillo, como postre.

Nacatamal antes de ser cocido. Imagen: Joroman2k vía Wikimedia Commons.

En un altar michoacano, que viene de la tradición prehispánica purépecha, hay abundancia de detalles en color amarillo: flores de cempasúchil, veladoras, dulces de calabaza, tejocote y caña de azúcar, mandarinas, y platillos como el mole de guajolote con arroz. La tradición de venerar a los muertos en Michoacán es toda una ceremonia que incluye religión y misticismo.

Altar en Pátzcuaro, Michoacán. Imagen: Thelmadatter vía Wikimedia Commons.

¿Qué acostumbran comer en tu ciudad durante Día de Muertos? ¡Cuéntanos!

Verónica Mastachi

Referencias

Mendoza Trejo, Martín. «La Celebración del Día de Muertos en la Huasteca», Claustronomía. Revista gastronómica digital, Universidad del Claustro de Sor Juana, México, D.F., 2013. Sitio: www.claustronomia.mx.
Castillo, Mariana. “Platillos Tradicionales para el Día de Muertos en Michoacán”. Blog Sección Amarilla. 2018. Sitio: https://blog.seccionamarilla.com.mx/.

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