Las formas memorables de México 68

Escrito por el 12/10/2018

Logo por Lance Wyman. 1966

El 12 de octubre se cumplen 50 años de la XIX Olimpiada. En los juegos de México 68 se rompieron records y paradigmas. Nuestro país recibió al mundo y lo hizo de forma digna e inolvidable. La identidad y el diseño de los juegos dejaron una marca indeleble que a medio siglo permanece original y moderna.

La casi imposible misión de descifrar kanji, sinogramas del idioma japonés, habría de llevar al director de arte Masaru Katzumie y el diseñador gráfico Yusaku Kamekura, a crear por primera vez un programa de identidad y uso de símbolos en unos juegos olímpicos, los de Tokio 1964. Los primeros fuera del mundo occidental. Al hacerlo, crearon un estándar que habría de repetirse en las justas siguientes. Las disciplinas deportivas en símbolos. El diseño al servicio del evento deportivo más grande del mundo.

Aunque novedoso, el diseño no habría de jugar un rol tan relevante como el de la arquitectura en los juegos de Tokio. Los japoneses habrían de construir 26 sedes con arquitectura espectacular, como la de Kenzo Tange, para ser los juegos más caros de la historia hasta Beijing 2008.

Programa Cultural de los Juegos. Por Lance Wyman. Commons.

Para las Olimpiadas de 1968, México no podría darse esos lujos. El presupuesto nacional era de 175 millones de dólares, cuando el de Tokio fue de tres mil. Había que hacer otra cosa y, curiosamente, los habría de organizar un arquitecto. Pedro Ramírez Vázquez, autor de muchos de los edificios más emblemáticos de México en el siglo XX, recibió la encomienda de presidir la organización de los juegos, tras la salida de Adolfo López Mateos por problemas de salud en 1966.

Eduardo Terrazas, Pedro Ramírez Vázquez, Mathias Goeritz, Peter Murdoch y Lance Wyman. Estudio de Ramirez Vazquez. Foto de Lance Wyman.

Ramírez Vázquez era hijo de la Revolución y vertió en la arquitectura quizás el principal ideal de ésta: un México moderno. De entrada, en el diseño de los juegos renunciaba a mostrar al mexicano debajo del cactus y los estereotipos que, en una involución absoluta, aparecerían en el jalapeño bautizado como Pique de México 86.

He aquí un arquitecto que, a diferencia de Tokio 64, sólo puede construir siete nuevas instalaciones y tendrá que adaptarse a las estructuras existentes. No hay dinero ni tiempo. Es en este momento que todo toma un nuevo rumbo. Los juegos aportarían algo más. La fórmula sería contraria a la de Tokio: primero el diseño, después la arquitectura.

La identidad de los Juegos Olímpicos de México de 1968 se definió en gran medida por sus gráficos, que también tenían que enfrentar el desafío de estar inmersos en la vida cotidiana de una ciudad compleja y en expansión. Ramírez Vázquez se rodeó del talento de arquitectos y de artistas como Eduardo Terrazas, Mathias Goeritz, Lance Wyman, Beatrice Trueblood y Manuel Villazón con su grupo de estudiantes de la Universidad Iberoamericana, para responder a las necesidades de los juegos.

Poster Oficial de Mexico 68. Commons.

Todo partió del diseño del logo. El logotipo de México 1968, basado en formas tradicionales de la cultura mexicana y de la influencia del Op-art de los años sesenta, marcó la pauta del sistema de gráficos. Los cinco anillos que identifican los Juegos Olímpicos modernos embonaron en la geometría del número 68 y de ahí surgió magia. México 68 identifica claramente el país, el año y el evento, en uno de los logos más identificables de la historia olímpica.

Edecan con vestido México 68. Commons.

Sombrero de Edecan. Mexico 1968. Commons.

El juego con el símbolo original se adaptó a diferentes contextos. Podía construirse con distintos materiales, hacer formas, instalaciones y pintarse de múltiples colores. La versatilidad de la identidad reflejó mucho de lo ecléctico de la cultura mexicana. Los diseños brillantes e hipnóticos dieron a los Juegos Olímpicos una coherencia visual nunca antes vista. El lenguaje de diseño gráfico de los Juegos Olímpicos se expandió en un sistema completo que ayudó a los visitantes a navegar en la metrópolis.

Timbre Postal de México 68. Lance Wyman

Las franjas hipnóticas se convirtieron en uniformes de rayas para los trabajadores y voluntarios del evento. Los patrones y colores utilizados en el logotipo terminaron en sombreros, sellos postales, globos y todo tipo de productos para promocionar los juegos inminentes. Los estadios de la ciudad fueron pintados con patrones donde convergen arte huichol y Op-art.

Estadio Olimpico Universitario con pintura op art. Comite Olimpico Mexicano.

La originalidad de México 68 fue impresionante, y vino acompañada de una olimpiada cultural que trajo a nuestro país a grandes figuras como Maurice Chevalier, Dave Brubeck, Eugene Ionesco, John Cage, Sonia Amelio, Maurice Béjart, Martha Graham, Jerzy Grotowsky, Alexander Calder, Alberto Moravia y Arthur Miller.

Instalación Urbana ilustrada con el logo. Commons.

Se construyó, además, una Ruta de la Amistad sobre la avenida de los Insurgentes, pasando el Estadio Olímpico Universitario al sur de la ciudad, con esculturas de artistas de gran relevancia a nivel mundial. De haber sido conservada adecuadamente, la Ruta de la Amistad sería uno de los paseos escultóricos de mayor renombre en el mundo.

Estampillas de México 68. Commons.

Por su originalidad y conjunto de esfuerzos y talentos, MÉXICO 68 permanece en la mente por la fuerza de sus imágenes, que le convirtieron en un paradigma de diseño gráfico que ha trascendido generaciones.


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